El uso de vacunas en nuestras granjas es una práctica esencial para la prevención de enfermedades, con creciente protagonismo como herramienta para poder reducir drásticamente el uso de antibióticos. Sin embargo, las vacunas son productos biológicos sensibles y para asegurar que funcionen correctamente debemos controlar muy bien algunos puntos críticos en su manejo:
- ¿Cómo debe llegar la vacuna a la granja?
- ¿Cómo debemos recibirla y almacenarla?
- ¿Cómo debemos aplicarla en función del tipo de vacuna?
En este primer artículo nos ocuparemos del transporte de las vacunas y la recepción en la granja.
1. Transporte y recepción en granja
Es importante no fallar en la primera fase del proceso, para ello deberíamos asegurar que el transporte de las vacunas se realiza por medios especializados y con personal preparado para el manejo de material biológico.
Los puntos críticos antes de llegar a la granja son:
- Embalaje: Asegurar el mantenimiento de la cadena del frío y la estabilidad de la vacuna. Algunas recomendaciones pueden ser:
- Que el interior de la caja de transporte sea de poliestireno expandido o de poliuretano y que sea sólido, aislante y hermético. Para ello el uso de una doble caja con exterior de cartón e interior del material comentado, puede ayudar.
- Utilizar acumuladores de frío para mantener la temperatura adecuada. Debemos impedir que las bolsas estén en contacto directo con las vacunas para evitar su congelación.
- Utilizar cualquier material que nos permita no dejar espacios vacíos en el interior de la caja para evitar que las vacunas se muevan.
- Que las cajas lleven siempre en su interior un dispositivo electrónico para registrar la temperatura durante el viaje o al menos termómetros de máximas y mínimas para verificar que se mantiene el rango de temperatura deseado:
- La temperatura tiene que estar siempre entre 4 y 8ºC. Variaciones térmicas de más de 6ºC pueden dañar las vacunas.
- Transporte:
- Deberíamos asegurar una completa trazabilidad del proceso y un registro completo de este.
- Necesitamos un sistema de transporte que garantice el mantenimiento de la cadena del frío.
Una vez el paquete ha llegado a la granja y antes de aceptarlo, debemos:
- Comprobar la integridad del paquete:
- Revisar el exterior del mismo: Si más del 5 % del exterior está dañado, deberíamos registrarlo.
- Abrir la caja de cartón y comprobar que la caja interior aislante no está dañada y que está herméticamente cerrada.
- La última fase sería revisar que las cajas de vacuna están en correcto estado:
- No hay restos de humedad → Esto podría decirnos que la cadena del frío se podría haber roto.
- Ninguna botella está rota → Solo 1 botella rota es síntoma de un mal transporte y no debería ser aceptado el envío.
- Revisar su trazabilidad:
- Revisar la hoja de transporte para comprobar los horarios de salida.
- Revisar la nota de entrega y contrastar con la realidad entregada para garantizar que el número, los lotes y las fechas de caducidad son las adecuadas.
- Comprobar la temperatura durante el transporte:
- Nada más abrir la caja, debemos revisar el termómetro de máximas y mínimas o bien el datalogger si lo lleva. La temperatura debería estar siempre en el rango de 4 a 8 ºC. En caso de no ser así, el envío debe ser rechazado y tenemos que avisar al proveedor de forma inmediata.
- Hoy en día también existen indicadores desechables de temperatura que nos permiten comprobar si el paquete ha bajado en algún momento de 0ºC. Podríamos ubicarlo entre las cajas de las vacunas para su comprobación.
Ya en la granja y una vez aceptada la recepción del paquete, la responsabilidad del buen mantenimiento de las vacunas es toda nuestra y debemos tener siempre un lugar de recepción adecuado, que debe:
- Evitar la exposición directa de la vacuna al sol → La gran mayoría de vacunas son fotosensibles por lo que una exposición corta a luz solar directa puede alterar su efecto.
- Mantener el área seca y limpia → La humedad puede reducir la vida útil de las vacunas y además mantener el área limpia reducirá la posibilidad de contaminación cruzada.
- Cumplir todas las medidas de bioseguridad para evitar la entrada de cualquier patógeno en la granja a través del paquete de la vacuna. Para ello podemos:
- Desechar la caja externa de las vacunas: esta debería quedarse en la zona sucia.
- Tener una nevera giratoria que permita dejar las vacunas desde fuera y recogerlas en el interior sin que haya ningún contacto.
- Desinfectar los envases a entrar en la granja correctamente.
- Mantener siempre las vacunas en su rango de temperatura adecuado entre 4 y 8ºC.